martes, 17 de septiembre de 2013

159

Tapaba su soledad con promesas, por fuera las calles salían a tomar sol y después se agachaban bajo las casas, se daban de narices contra las plazas, ella tiene miedo de colarse en su pasado, pero sabe de esa asfixia que ama la ausencia de aire, conoce al amor cuando le cierra el paso, el silencio no tiene sombras, no hay ventanas en su minuto vasto, pero sueña que naufraga, que acaricia los bordes del suicidio, y su corazón se hace arena, Rocío, un poco ebria, llora, piensa en un cuerpo sin piel, con ancas ensangrentadas, la cabellera de un beso le toca entonces los labios, y roza su boca vacía de vida, al menos su frente está lejos, Serge es su estela, en alguna parte un poeta piensa, su reflexión entra en aquél cuarto, quiere ser su camino, se aprieta contra su cintura, ella cae herida de muerte, pero sobrevive en mis ojos, todo está aquí, el vacío y la unión, la tristeza camina por las calles de éstas líneas y se tambalea, hay un callejón que sostiene el peso de mi vida, sobre sus muros mis gestos no pueden volar, la brisa es la orilla de todo lo que escribo, es un paquete absurdo para los hilos de todo lo que pongo, que arrojo al aire, con ello me voy al exilio, sólo supe vivir como lo que yo no iba a ser nunca, hoy atardece sin perfumes, ¿ qué hacer en este mundo cuando se ama así ?, ni siquiera respiro lo necesario, me oprime la transparencia maciza, la de ella cuando me necesite, la pasión es criatura en contra de su voluntad, la ternura se aferra a las consonantes que gimen sumergidas en el dormitorio de mis letras, nunca hubo más detalle en la palabra melancolía, nunca tanta carne es dulzura de tan perfecta precisión, suelo escribir algo que más que libros son moradas, quizá sus fragmentos sirvan para guarecerme de tanto llanto científico, el que vive ahí afuera, y si el mundo tiene sed... cuando muera... ¿ quién me lo dirá ?, una máscara tiene un bisturí en la mano, soy yo, el que se pasa la vida buscando al temblor que aparezca cuando diga "alma".