martes, 18 de febrero de 2014

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Dos nombres fornican, crecen desabrigados bajo la noche pálida, se besan, rígidos, como dos hogueras frías, en los funerales se lloran enterrados, y se hablan, tienen miedo de su muerte en el amor, "todo final es hueco" dice la memoria del aquí y del allá, algún sollozo hace agujeros negros con su mirada y dice que sí, ya nadie enciende lámparas para alumbrar las sombras que visten de luto sus sombras, la certeza está ebria de nada consumida por una luz lila, las palabras del silencio se ahogan en el sonido del agua, la verdad come de su propio espejo, quien se va se quedó sin irse tal vez al no quedarse como quien se fue, más allá de la zona prohibida la transparencia mira los ojos solos de la tristeza y se duerme, la vagina se deja beber por el rastro más lejano, se sienta, es la amante desnuda de un animal muy sabio que viaja entre los vientos rotos que acarician la mejilla de su orgasmo, el cuerpo es siempre un espacio de piedra para aquellas revelaciones que no pueden salirse de sus propias cosas, un padre entra callado en su hijo y lo abandona, el reloj que late conmigo pone grietas en mi muro, el sabor del aire huele en los sueños de la lluvia que arde, el rostro de un perfume juega entre las maravillas del país de lo ya visto, los pájaros son mis voces rompiéndose sin mí, ya no buscan asilo en mi garganta, la noche solar se sale del alba, después aúlla sobre una sílaba llamada "NO", los instantes dejan sus fronteras en el lugar de las ausencias, los recuerdos son como huesos filosos golpeados por soles, ¿ piensan los colores ?, ella no huye de mi materia verbal y por eso no sabe liberarse a sí misma, hoy estoy entre tus piernas, naufrago en ellas, no puedo escribirte haciéndome cuerpo sin hundirme en el frío de tu castillo, mi soledad es una melodía rota puesta en la estatua de tu frase, sé que por debajo de tu vestido tienes un campo con flores, en la vulva tú aún llevas la palabra "tierra".